¿Pobreza crónica? Soluciones con pequeños pasos

El PIB no es un juego de suma cero, sino de suma positiva. Es decir, el PIB de un determinado país, ciudad o familia no se consigue (desde luego, no en su totalidad, ni siquiera en una parte importante) a costa del otro. La pobreza y, en especial, la extrema pobreza, no es culpa de los países desarrollados. Pero sí somos responsables de acabar con ella. Porque es posible salir de la “trampa de lo pobreza” y, además, puede ser mucho más fácil de lo que pensamos. Acabar con ella es nuestra responsabilidad. Y no hacerlo (o, al menos, no intentarlo) es culpa nuestra.

”Los países pobres no están condenados al fracaso porque sean pobres ni porque hayan tenido una historia desafortunada. Muchos de los problemas de estos países tienen menos que ver con alguna conspiración de las élites para mantener su control sobre la economía que con algún fallo evitable en el diseño detallado de las políticas y con las ubicuas tres íes: ignorancia, ideología e inercia”.

Sobre ello escriben Duflo y Banerjee, dos “economistas del desarrollo” Premios Nobel de Economía en 2019 (junto con Michael Kremer) en “Repensar la pobreza”, un libro sobre alguno de los aspectos económicos de la pobreza, con un componente sociológico, ya que uno de los focos de los autores es exponer las vidas económicas de los pobres, tanto en aspectos más propios de la teoría económica como de la psicología económica. Los autores plantean cómo toman decisiones los que sufren de extrema pobreza y aportan acicates al estilo de Thaler y Sunstein para tratar de evitar sus sesgos más dañinos (sí, efectivamente, paternalismo libertario). Porque lo que proponen los autores no son grandes soluciones sino pequeñas acciones que puede ser eficaces: “es posible conseguir un avance muy significativo en la lucha contra el mayor problema del mundo mediante la acumulación de una serie de pequeños pasos, cada uno de ellos bien pensado, probado cuidadosamente y realizado con criterio”. Y para demostrarlo recurren a ensayos controlados aleatorizados (ECA[1]) “realizados por nosotros mismos y por otras personas”, aunque advierten de la validez de las conclusiones: “un único experimento no produce la respuesta definitiva a la pregunta si determinado programa “funciona” de manera universal”. Desde este enlace se puede obtener todos los estudios http://www.pooreconomics.com/

“Repensar la pobreza” es un libro optimista ya que apunta a que es posible abandonar la “trampa de la pobreza”. Sobre lo que estarán menos de acuerdo los lectores (como tampoco lo están Jeffrey Sachs -un wallahs de la oferta- y William Easterly -un wallahs de la demanda-) es sobre cuál es el camino para hacerlo y el papel que tienen que jugar los gobiernos, las organizaciones internacionales, las ONG y nosotros mismos: ¿es un problema de oferta o de demanda?

Los autores se centran en varias palancas que se deben activar para salir de la trampa de la pobreza (tratar de superior la parte inicial de la “S” que relaciona la renta actual y la renta futura): la salud, la educación, la planificación familiar y el sistema financiero (dentro de este tres de sus principales componentes: seguros, ahorro y crédito).

Se produce una trampa de la pobreza cada vez que el margen existente para que crezca la renta o la riqueza a una tasa muy rápida esté, por una parte, limitado para quienes tengan muy poco que invertir mientras, por otra parte, crezca rápidamente para quienes puedan invertir un poco más. Por el contrario, si el potencial de crecimiento rápido es elevado entre los pobres, pero disminuye al irse haciendo ricos, no habrá trampa de la pobreza”

No puedo estar más de acuerdo en la vinculación entre el desarrollo del sistema financiero y el PIB per cápita, en una relación que se puede defender en los dos sentidos: cuanto más desarrollado está el sistema financiero mayor PIB per cápita y éste, a su vez, define la amplitud y profundidad del sistema financiero. El libro está escrito en 2010, por lo que no contempla, aunque sí lo apunta, cómo las innovaciones tecnológicas pueden ayudar, precisamente, a salir de la trampa de la pobreza vía un mayor y más fácil acceso a sistema de ahorros, a métodos de pago y a fuentes de financiación.

Interesante en el análisis que hacen sobre los microcréditos que, sin ser la panacea, son útiles. El gran problema de este tipo de financiación es, además de que en ocasiones tiene como destino el gasto improductivo, su reducido plazo de devolución (debido a la percepción del riesgo de crédito) y el elevado coste financiero, asociado, no tanto a un alto tipo de interés como a gastos fijos que, ante el reducido nominal del préstamo implica una TAE elevadísima. Pero, como el Banco Gramen puso de manifiesto, es posible conceder microcréditos (por cierto, su tasa de mora es muy reducida) y ejercen de palanca para salir de la trampa de la pobreza.

Aunque el libro está enfocado en el caso de la extrema pobreza, es obvio que es aplicable a escalas superiores de renta. Recuérdese que hay otras trampas como la de la “renta media” o la que sufren muchas empresas y modelos de negocio en las economías desarrolladas que no alcanzan un tamaño lo suficientemente elevado. Es más, parece que la zona euro, así como un parte importante de sus compañías, están inmersas en su particular trampa. No es fácil encontrar la velocidad de escape necesaria.

“Repensar la pobreza es un libro sobre los aspectos económicos que surgen cuando se comprenden las vidas económicas de los pobres. Trata sobre lo que nos dicen las vidas y las decisiones de los pobres respecto a cómo luchar contra la pobreza global. Nos ayuda a entender, por ejemplo, por qué los microcréditos resultan útiles, sin ser el milagro que algunos esperaban; por qué con frecuencia los pobres acaban teniendo una atención médica que les hace más mal que bien; por qué los hijos de los pobres pueden ir a la escuela año tras año y no aprender nada; por qué los pobres no quieren seguros médicos. Y revela por qué tantas cosas que ayer se consideraban una panacea hoy se han convertido en ideas fracasadas. El libro también nos dice mucho sobre dónde está la esperanza: por qué subvenciones simbólicas pueden tener efectos más que simbólicos; cómo hacer más atractivos en el mercado los seguros; por qué cuando hablamos de educación, menos puede ser más; por qué los buenos empleos son importantes para el crecimiento. El lector no descubrirá en este libro si la ayuda es buena o mala, pero sí podrá ver hasta qué punto diversos componentes de la ayuda han hecho o no algún bien”.

Vídeo reseña: https://m.youtube.com/watch?v=Y4X4eKvN7B4&feature=youtu.be

[1] Estudio en el que los participantes se asignan al azar a grupos separados para comparar diferentes tratamientos u otras intervenciones.

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David Canohttps://www.elalcazardelasideas.es/
David Cano Martínez 46 años, casado y con 3 hijos. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y el asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional en análisis económico internacional y gestión de carteras. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de más de un centenar de artículos sobre macroeconomía, gestión de carteras, activos financieros, fondos de inversión, derivados, política monetaria y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles, entre ellos, Afi Escuela de Finanzas, y colabora habitualmente en los medios de comunicación. Tweco en la sección mercados financieros de forma ininterrumpida desde 2016 (@david_cano_m). Miembro del jurado de los premios Knowsquare y del Club de Lectura Know Square. Fundador del grupo de reflexión Los Siete del Prado (L7dP).

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