La longevidad y sus consecuencias

La longevidad es uno de los principales cambios de la humanidad, con numerosas implicaciones. A varias de ellas se está respondiendo con una adecuada adaptación en tiempo y forma. A muchas otras, no. Es más, parece que estamos muy lejos, si quiera, de que ser conscientes del cambio y de su impacto (luego ya vendría la reforma). Estamos hablando de las pensiones y este libro de José Antonio Herce sirve para, al menos, conocer las consecuencias del aumento de la esperanza de vida (cada año aumenta en dos meses y medio más) en uno de los mayores logros económicos y sociales de los últimos años: las pensiones.

“Nunca como ahora ha sido más necesaria la información precisa, regular y actualizada sobre las pensiones. La información sobre este fenómeno viene mezclada con el ruido, cuando no la des-información o la contra-información”


Tópicos y desinformaciones

Con un lenguaje sencillo y directo (como lo son sus artículos, cuya recopilación configura este libro[1]) expone el problema y desvela algunos de los tópicos, como, por ejemplo:

“En los escasos países en los que las pensiones de la Seguridad Social se financian íntegramente con impuestos (Dinamarca es el caso unánimemente citado), estas pensiones son básicas, casi universales, y se completan con pensiones de capitalización obligatorias ya que en ausencia de estas las primeras no serían suficiente”.

O este otro:

“Aunque se da por hecho que nuestras pensiones son contributivas[2], la realidad es que lo son en muy escasa medida y que no son adecuadamente proporcionales a las cotizaciones realizadas. Al cabo de unos 12 años de jubilado, la Seguridad Social ya ha devuelto todas las cotizaciones y restan 10 años de vida. El sistema de pensiones de la Seguridad Social español es uno de los más desproporcionados que existen. Las pensiones no pueden ser vistas como loterías o seguros de incendios que nos dan beneficios elevadísimos a cambio de primas insignificantes”


Álgebra vital
Fuente: Elaboración propia a partir del concepto acuñado por J.A. Herce. Interpretación propia del concepto “volumen de la insostenibilidad”


Otra idea falsa es que no ahorramos: “¿Es que no ahorramos lo suficiente? Claro que sí, lo que pasa es que no lo sabemos”. ¿A qué se refiere el profesor Herce? A la riqueza inmobiliaria que, en España, equivale al 400% del PIB. ¿Y para qué lo ahorramos? Se supone que para hacer uso de ello cuando, en la jubilación, lo necesitemos. Pero no, ni existe la mentalidad de disponer de ese ahorro (“es para dejárselo a mis hijos”), ni se aceptan alternativas que permiten hacerlo líquido (que existen, ¡claro que existen!). Es decir, “no se tratar de ahorrar más, sino ahorrar mejor” o lo que yo añado “o estar dispuesto a desahorrar cuando llegue el momento”.

Seguimos con los mitos: “El aumento de la esperanza de vida, y no otra causa, como la tan invocada caída de la natalidad, es lo que está detrás de la insostenibilidad de los sistemas de pensiones. Y seguimos suspirando por tener un baby-boom que nos resuelva el problema financiero de las pensiones. Pues ahí lo tenemos, cada año, y lo tiramos por la ventana. Estamos viviendo un greyny-boom[3]permanente y no nos enteramos. Cada año, la sociedad gana el equivalente a 100.000 nacimientos por el hecho de que cada quinta vive 2,5 meses más que la precedente. Me parece ineludible empezar a levantar la tiránica barrea de los 65 años (o los 67, me da igual) de nuestras vidas e instituciones, son una anacronía”. Pretender solucionar el problema de las pensiones con más empleo recuerda a aquello de resolver un problema de deuda con más deuda: no sirve. “Porque cada nuevo afiliado genera derechos de pensiones tan buenas o mejores como las de aquellas que sus cotizaciones financian y, además, durante más años de vida”.

Ideas clave

¿Sabe que la edad de jubilación a los 65 años se estableció hace más de 100 años, cuando la esperanza de vida era inferior a los 40 años? Sí, hace 100 años… y sí, apenas 40 años. ¿Qué ha pasado desde entonces? Que “todas las ganancias de vida durante el S-XX fueron a las edades productivas. Este aporte supuso un enorme incremento de la productividad”. Aquí encontramos la principal diferencia, e implicación, de la actual longevidad: que ahora se produce en edades en las que ya no se trabaja y que, si nada cambia, “las futuras ganancias de vida irán exclusivamente a las edades no laborales”. No es lo mismo que solo unos pocos se aprovecharan de una extrema longevidad (por ejemplo, vivir 150 años, frente a un fallecimiento del resto a los 65 años) a que una mayoría haya aumentado su esperanza de vida. Este “tipo de longevidad” tiene más impacto en la sostebilidad de las pensiones. Dato: Un 26,18% de la población española sobrevive a los 91 años. En 1900, ese porcentaje se observaba a los 65 años. Entonces, a esa edad, la esperanza de vida era 9,1 años. Ahora, a los 81 años. “Si hoy tuviéramos que inventar un Sistema de Pensiones, no creo que pusiéramos la edad de jubilación en los 65 años. Si la vida general es más larga, ¿cómo debería ser la vida laboral?”

Muy interesante la “falacia de la tarta fijo del empleo”. “La sociedad no quiere que sus miembros activos trabajen más años, y pone como argumento para justificarlo que el mercado de trabajo no podría absorber a los trabajadores jóvenes. La falacia consiste en suponer que todo empleo mantenido por un trabajador maduro evita que un trabajador joven acceda al que le correspondería. Pero los trabajadores mayores y los jóvenes no tienen nada que ver. Si esto fuera así con generalidad, estaríamos hablando de una economía o un sector subdesarrollados, poco productivos” Esto último es lógico si aceptamos la revolución tecnológica en la que estamos inmersos. Atención a esto: “en los países con mayor tasa de participación laboral de los mayores, las tasas de desempleo de los jóvenes son reducidas. Los factores que determinan altas participaciones de los trabajadores de edad están relacionados, cuando no son los mismos, con los que determinan reducidas tasas de desempleo. Productividad, conocimiento, dinamismo económico deben ser las claves”.

Como es lógico, analiza las dos reformas de las pensiones (2011 y 2013), valorándolas de forma positiva, tanto el retraso de la edad de jubilación como el establecimiento del índice de revalorización de las pensiones y el factor de sostenibilidad.

Factor de sostenibilidad 

Fuente: Elaboración propia


Y aborda más temas, claro, como las rentas vitalicias, los robots, la compatibilización de la pensión con el trabajo remunerado, la jubilación obligatoria (inconstitucional) o la renta mínima. Todos ellos, muy bien argumentados.

Conclusión

Es obvio que contar con un sistema público de pensiones es un síntoma de desarrollo económico y, por lo tanto, hay que defenderlo. “Las pensiones son un asunto muy serio. Son uno de los grandes pilares de la cohesión vital y social. Pero no podemos disfrutar de periodos cada vez más largos de jubilación al tiempo que se acorta el periodo de actividad laboral sin cambiar las fórmulas por las que se calculan las cotizaciones o las pensiones. Nuestro Sistema Público de Pensiones no está adaptado y sufrirá problemas crecientes de suficiencia financiera si o se realizan reformas en línea con las adoptadas en diferentes países de nuestro entorno en los que sí se han comprendido bien las implicaciones de las tendencias demográficas. Debemos concienciar a la sociedad española de la necesidad de ahorrar más (¿o mejor?) a largo plazo durante la vida activa, bien de forma individual o participando en planes de empleo. Es necesario ampliar la cultura financiera que permita lograr una mayor concienciación entre la población de la necesidad de financiar vidas más largas tras la jubilación, a partir de vidas laborales más reducidas”.

Y ahora que ya hemos puesto las cartas sobre la mesa, que ya somos consciente de que “hay caso”, pongamos a discutir. No es recomendable hacerlo sin antes haberse leído este libro.

El profesor Herce invita a todas las partes del debate a reconocer la paradoja de las pensiones públicas. Por un lado, “muchas pensiones son manifiestamente insuficientes, muy bajas. Por otra parte, especialmente las más bajas, son muy generosas, ya que devuelven a sus titulares entre 2 y 3 veces todas las cotizaciones pagadas durante la vida laboral. Invito a todas las partes a reconocer honestamente ambas realidades y a no quedarse con la que más interesa políticamente”.

Patrimonio de los Fondos de Pensiones sobre PIB (%). 2016

Fuente: INVERCO, con datos OCDE


[1] El primero, de 1984.
[2] Yo doy por hecho que el lector ya sabe que las pensiones son un sistema de reparto, no de capitalización, en el que las pensiones del momento las pagan las cotizaciones del momento. El profesor Herce ya se encarga de explicarlo en varias ocasiones.
[3] Término acuñado por José Antonio Herce que hace referencia al permanente aumento de la esperanza de vida que debe ser aprovechado retrasando la edad de jubilación, lo que serviría para conseguir la sostenibilidad de las pensiones.

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David Canohttps://www.elalcazardelasideas.es/
David Cano Martínez 46 años, casado y con 3 hijos. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y el asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional en análisis económico internacional y gestión de carteras. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de más de un centenar de artículos sobre macroeconomía, gestión de carteras, activos financieros, fondos de inversión, derivados, política monetaria y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles, entre ellos, Afi Escuela de Finanzas, y colabora habitualmente en los medios de comunicación. Tweco en la sección mercados financieros de forma ininterrumpida desde 2016 (@david_cano_m). Miembro del jurado de los premios Knowsquare y del Club de Lectura Know Square. Fundador del grupo de reflexión Los Siete del Prado (L7dP).

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