“Homo antecessor” no es un libro científico sobre la Evolución. Tampoco uno de divulgación sobre el proceso por el que se llegó al Homo sapiens (para eso recomiendo los que comparten foto). Es un relato de lo vivido por un grupo de científicos que nos recuerdan las fases que se dan en muchos proyectos empresariales: inicios sin apenas recursos, pero con mucha ilusión, primeros avances que refuerzan la motivación, retrocesos, rectificaciones ante la constatación de los fallos cometidos, críticas y zancadillas, confirmación de hipótesis, reconocimiento y éxito. En este caso, es la historia del descubrimiento de una nueva especie de Homo que, además, implicaba modificar una idea previa muy asentada: el momento desde el que había pobladores en Europa.
Han pasado ya casi 30 de años desde que el 8 de julio de 1994 se encontraron los primeros restos humanos en el yacimiento de la cueva de la Gran Dolina. En concreto, en el estrato TD6, que pasó a denominarse “Estrato Aurora” en honor a la descubridora, Aurora Martín. Eran unos caninos. Posteriormente se encontraron más fósiles, como un frontal (ATD6-15) y un maxilar (ATD6-69) que llevarían a proponer una nueva especie: Homo antecessor. En el libro se relata cómo se llegó a ese nombre en septiembre de 1996 (no deja de sorprender) y cómo se consiguió la publicación del artículo en Science en mayo de 1997 (aunque no se permitió incorporar el nombre de la nueva especie en el título del artículo). A partir de ahí una batalla científica ganada con evidencias (“No acertábamos a saber las razones por las que la especie Homo antecessor resultaba tan molesta para algunos expertos”) y el aporte de muchas tesis doctorales (hasta cien) que están creando una cantera para el relevo generacional. Los yacimientos de la sierra de Atapuerca darán para muchos años de investigación y descubrimientos. No en vano, esa sierra burgalesa es el mayor yacimiento del Pleistoceno del mundo.
Homo antecessor fue una especie de origen euroasiático, no africano, que vivió, al menos, hace entre 800.000 y 900.000 años en la Península Ibérica, rompiendo esquemas y teorías anteriores sobre los primeros pobladores europeos (la especie Homo sapiens se originó y consolidó en África, desde donde se expandió hacia el resto del planeta hace unos 120.000 años). Y dejando margen para soñar sobre próximos descubrimientos, que podrían retrasar el inicio de la presencia de Homo antecessor, o alguna otra especie en Europa hasta ahora desconocida. De momento, ATE9-1, una mandíbula encontrada en el yacimiento de la Sima del Elefante el 30 de junio de 2007 tiene 1,2 millones de años. No es Homo antecessor; prefieren dejarlo en Homo sp (es decir, género Homo pero sin precisar la especie).
Con el tiempo se verá si las teorías son acertadas o no: “dentro de algunos años nuestras ideas, nuestras hipótesis y hasta nuestras conjeturas habrán sido superadas por el incontenible avance de la ciencia. Si es así, será una buena señal: querrá decir que nuestra especie tiene futuro y que los científicos que sigan nuestros pasos habrán avanzado hasta responder a muchas de las cuestiones que todavía ignoramos. Algunos de nuestros planteamientos iniciales eran erróneos (ahora lo sabemos). Los errores fueron enmendados y nuestro discurrir científico fue mejorando hasta madurar. Otros planteamientos fueron acertados. Llegamos al momento final, cuando la paleoproteómica dio un puñetazo encima de la mesa y consagró Homo antecessor como una realidad y en el sitio que le corresponde en la filogenia de los hominimos”.
En este sentido, es increíble que se hayan podido encontrar proteínas en un fósil (el capitulo 19, “Proteínas fósiles” es emocionante). En un fósil, esa mezcla entre geología y biología. Lo mucho que puede decir un diente, esa caja negra (blanca) de la vida, como dice María Martinón – Torres (“una médica que se hizo paleoantropóloga”) en “Homo imperfectus”, un libro sobre medicina evolutiva que bien merece una futura reseña (“La enfermedad es la gran protagonista silente de la historia de Homo sapiens”).
De este enlace se puede ver la vídeo reseña
Muchas gracias, David. Desde luego, Atapuerca da para mucho. Lo de las fechas me hace pensar que hubo varias líneas paralelas de homínidos que fueron desapareciendo, incluyendo el Neandertal, para dejar únicamente al Homo Sapiens.
Gracias a ti. Bueno, todavía queda mucho por descubrir y demostrar y es clave el tema de la hibridación entre Homo. La hubo entre Neandertal y Sapiens (llevamos genes de Neandertal, del orden del 5%) pero parece que no portamos nada de antecessor, por lo que surgimos de otra rama. La metáfora del árbol para hablar de Evolución humana es muy útil.