Una perspectiva de la donación de Mark Zuckerberg

De forma sorpresiva, el matrimonio Chan-Zuckerberg ha anunciado la donación de 45.000 millones de dólares de su fortuna personal o el 99% del valor de sus acciones en Facebook para la investigación y desarrollo de proyectos relacionados con la construcción de un futuro mejor, en sus palabras, «acelerar el potencial humano y reducir la desigualdad»
Este es el regalo a la sociedad que los padres de Max hacen en su emotiva carta. En mi opinión, una acción que marca el futuro por venir en la filantropía del siglo XXI. Vale la pena no perderse los comentarios de famosos en Facebook, los «likes» y las recomendaciones de su página.

La desigualdad está creciendo en todo el mundo, a tasas de concentración no vistas desde antes de la II Guerra Mundial. Y ello pese a que en Asia están saliendo de la pobreza cientos de millones de personas. 
Las tasas de concentración de la riqueza se están extremando. Menos del 10% de la población y de las empresas a nivel mundial tienen más del 80% de la riqueza a nivel mundial. Apple y las tecnológicas como Google, Facebook, Amazon, etc… incrementan sin cesar sus valoraciones bursátiles y su caja disponible. 
Internet ya ha coronado los ganadores de esta primera fase, pero las posibilidades últimas de internet en ciencias aplicadas e inteligencia artificial a través del internet de las cosas, de «big data» o el almacenamiento en la nube están aún en la más absoluta infancia
Hasta ahora, eran los gobiernos los mayores inversores en infraestructuras (sobre todo físicas). Las nuevas «infraestructuras» no serán construidas por los estados. Salvo contadas excepciones, los gobiernos ni tienen medios, ni el conocimiento para desarrollarlo. Es por ello, que estamos viendo cada vez más como fortunas como las de Zuckerberg, Buffet, Gates y Walton entre otros están dedicándose a actividades filantrópicas. En corto, pretenden invertir en «un mundo mejor», para resolver los grandes problemas de la Humanidad. 
Lo curioso es la fórmula que los Zuckerberg han elegido para su donación. Crearán una sociedad limitada que gestionarán de por vida para asegurar que se invierte en los proyectos que han comprometido en su histórica carta a su hija Max. Y lo harán además para ganar dinero, no para donar a causas perdidas, sino asegurandose que «se enseña a pescar más que dando pescado». Los anglosajones no ven nada malo sino todo lo contrario en mejorar el mundo (quizá empezando por el suyo), pero ganando dinero. Es la única forma de que los proyectos sean sostenibles. 
Y en mi opinión, al tiempo que estas inversiones abrirán nuevos horizontes para el desarrollo del negocio de Facebook. Lo que por otra parte es legítimo. E inteligente, porque supone apalancarse en la valoración de Facebook para inventar nuevas cosas con largos períodos de maduración, usando las acciones de Facebook como colateral para financiar a la nueva sociedad. A lo que se unirá la propia caja monstruosa (al estilo Apple) que empieza a generar la propia Facebook.
Se habla de la creación de impuestos a la riqueza o a la herencia a nivel mundial (la teoría Piketty) para que las nuevas generaciones como la de Max no sean inmediatamente ultra-ricos por causa hereditaria. Por supuesto Max no vivirá mal, sus padres le habrán reservado dinero suficiente, pero sobre todo parecen desear que su hija siga teniendo el estímulo de no crecer en una vida sin aspiraciones, al tiempo que invierten el grueso en devolver oportunidades al resto de la sociedad. La sociedad en que Max crecerá y vivirá en el futuro. ¿Persigue ello la evasión de impuestos? Podría argumentarse que es mejor que Zuckerberg invierta en oportunidades para el resto del mundo, más que los gobiernos vía impuestos a la fortuna de Zuckerberg repartan sin más criterio el dinero entre los más desfavorecidos. Admito que esto crea enormes asimetrías de poder, pero entrar en esta discusión excedería en mucho el objetivo de esta entrada.
Pensemos que la donación de Zuckerberg es equivalente al déficit público de España en un año completo. Quizá así podamos recapacitar sobre la barbaridad que implica asumir como inevitable que las cuentas públicas tengan más gastos que ingresos. Esta es una de los teoremas más peligrosos del estado del bienestar, porque lo sacude en sus cimientos. 
Habrá más donaciones a lo «Zuckerberg» porque la concentración de riqueza seguirá produciéndose a través de modelos de negocio que no necesitan grandes inversiones para crecer. Es el paradigma de lo digital. Costes marginales casi cero y escala global. Sé que hay muchas más preguntas que respuestas respecto al futuro, pero es sano punto de partida reconocer que vivimos en tiempos de incertidumbre. Al menos ello nos prepara mentalmente para el cambio. 
En España los ojos estarán en Amancio Ortega. Con una fortuna personal de 75.000 millones de dólares, ¿cual es su compromiso con la Humanidad? Con este caudal financiero adecuadamente invertido (y no sólo en mercados financieros o inmobiliarios como estará ahora), la creación de riqueza para el país afortunado puede ser colosal. Ojalá una parte le toque a España. El dueño de Inditex acabará moviendo pieza. 

5 COMENTARIOS

  1. Creo que será mucho más efectivo que gestionen en proyectos con responsabilidad social unos empresarios, que los Estados. El dinero que están ahorrando con sus estructuras fiscales tendrá una buena causa.

  2. Representa un cambio de de paradigma con respecto al estado del bienestar, una nueva dinámica de relaciones entre estados y grupos de interés, mucho campo para el lobbismo. Pero también bastante realismo en cuanto a quién puede dirigir la innovación.

  3. Yo no diría que esto es una donación, sino más bien una inversión en proyectos sociales económicamente rentables a través de una compañía cuyo accionista es la propia familia Zuckerberg. La idea de que los proyectos sociales deben ser rentables para ser sostenibles rompe con el concepto de la caridad voluntaria (por ejemplo a través de la Iglesia u ONGs) u obligatoria a través de los impuestos y desintermedia la acción de los estados en esta materia. Esto es como pasar del "bienestar socialista" al "bienestar capitalista".

  4. Yo no daría por buena, sin más, la idea de que la desigualdad está aumentando tanto como se dice. Si tenemos en cuenta la utilidad marginal de la renta o de la riqueza, los cientos de millones de personas que están escapando de la pobreza absoluta deberían ponderar mucho más que Zuckerberg u Ortega doblando su multimillonaria fortuna en pocos lustros. La desigualdad máxima viene por abajo: el que no come, el que no tiene acceso a un inodoro o una letrina y el que no tiene acceso a la sanidad moderna. Mejorar y superar esto no sale en los índices de Gini ni en los titulares de los periódicos, pero creo que es lo más importante para la Humanidad. A mejorar esta situación pueden contribuir iniciativas como la de Zuckerberg, la intención se le supone, como lo están haciendo las de Gates, Buffett y muchos otros filántropos. En mi opinión, la promoción de la filantropía es necesaria, como lo es la implantación de un sistema fiscal que consiga que paguen impuestos las grandes fortunas, que parecen estar exentas, en la practica, en la mayoría de los países del mundo.

  5. Es cierto que la desigualdad tiene muchas vertientes: en el mundo son más en número los que salen de la pobreza que los que suben a la estratosfera de la riqueza. Ahora bien, en todos prácticamente todos los países desarrollados hay una clara reducción del factor renta respecto al capital en la creación de riqueza, y ahí sí se puede estar ampliando la brecha entre los menos que tienen mucho y los muchos que tienen cada vez menos. Y no mejorará porque hay "pasivos contingentes" como sistemas de pensiones no provisionados suficientemente que de alguna forma habrá que pagar. Especialmente en países que han apostado por sistemas rentistas en lugar de capitalistas. Es notoria la acumulación de valor y riqueza en modelos que por escala y éxito concentran todo el valor en sus accionistas especialmente en los modelos más directamente afectados por la disrupción tecnológica, porque desintermedian a los incumbentes y el valor que ellos antes retenían, o crean nuevos productos/servicios que antes no existían donde retienen la mayoría del valor creado. La pregunta es qué se puede hacer con esa riqueza, y creo que Zuckerberg, entre otros, lo tiene claro. Se supone que Zuckerberg pagará impuestos (?) por la transferencia de sus acciones a la LLC que va a crear (lo hará durante los proximos 30 años) aunque como escribo podría pignorarlas contra financiación para capitalizar la sociedad, y la LLC estará sometida al impuesto de sociedades. Y sí estoy de acuerdo que Facebook, Apple o cualquier otra multinacional no puedan usar la fiscalidad de forma tan permisiva para seguir pagando tasas impositivas extremadamente bajas.

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Enrique Titos Martínezhttps://www.elalcazardelasideas.es/
Enrique Titos Martínez, (Granada, 1960). Casado y padre de 4 hijos. Economista graduado en UAM Madrid, postgrado en IESE Business School y en Kellogg Business University (EEUU). Ha desarrollado una trayectoria profesional en varios grupos financieros nacionales e internacionales, en las áreas financieras, de tesorería y seguros. Es consejero y consultor de innovación en varias empresas, experto en procesos de transformación, habiendo liderado grupos de trabajo sobre fintech, dinero digital y sistemas de pago. Creador del Consejos Asesor de Innovación Abierta (CAIA) en Caser Seguros (Grupo Helvetia). Cofundador y Director del grupo El Alcázar de las Ideas, Jurado de los Premios Knowsquare, Fundador y Presidente de la Asociación Alexandreia Club de Lectura, y fundador de Cineforum Mensajes de Cine.

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