Sobre por qué la inteligencia no es garantía de buenas decisiones versa este libro de “La trampa de la inteligencia”, de David Robson. Un ensayo de 2019 que mezcla conceptos y teorías de una forma útil y estructurada ayudando a la comprensión más amplia del fenómeno de la inteligencia.
Leído con calma y rotulador el libro aporta una serie de conceptos y mensajes de gran aplicabilidad.
En tiempos de incertidumbre la gente busca referencias, certezas, y ello se asocia normalmente con el liderazgo, con personas inteligentes, con los valores y con el equilibrio adecuado para tomar buenas decisiones.
“La inteligencia se mide por la acción y el liderazgo empieza por uno mismo.”
Todos queremos ser inteligentes para ser dueños de nuestro destino, pero no sabemos lo que es la inteligencia, y realmente hay muy poco consenso sobre los valores generales de la inteligencia.
❓¿Es siempre bueno ser muy inteligente? ¿Es la inteligencia algo innato, aprendido, o es ambas cosas? ¿Hay varios tipos de inteligencia? ¿Cómo se mide la inteligencia, o los distintos tipos de inteligencia?
Con frecuencia la inteligencia se asocia al éxito económico o reconocimiento social por distintas razones, incluyendo la capacidad de atraer a otros a nuestro pensamiento, que es el principal atributo de los líderes. Pero son necesarias distintas inteligencias para conseguir cada tipo de éxito. Algunas personas tienen algunas en grado sumo y en otras están poco dotadas. No es fácil encontrar el equilibrio.
✅ La primera parte del libro habla precisamente de ciertas desventajas de las personas inteligentes, como dificultad para razonar de forma conexa (disracionalidad) que exhibía la inteligencia e imaginación desbordada de Arthur Conan Doyle, autor de novelas como Sherlock Holmes y profundo creyente y practicante de espiritismo. La disracionalidad o mal razonamiento tiene que ver con actitudes como seguir apostando por una empresa fallida (falacia del costo hundido), con la aceptación sin contraste de teorías que confirman nuestras creencias (sesgo de confirmación), con las actuaciones impulsivas (sesgos cognitivos), con un determinado encuadre rígido de la realidad que observamos (efecto marco), o con una fragmentación de la realidad en base a bibliotecas de esquemas como las que usan los jugadores de ajedrez que juegan varias partidas al tiempo.
✅ Contra estos sesgos conviene usar el pensamiento de mentalidad abierta, evitando caer en las trampas de la inteligencia. Benjamin Franklin, uno de los políticos más importantes de la historia de EEUU, además de científico, huía de los dogmatismos y se dice que usaba un algebra moral (qué es correcto hacer en cada caso) para tomar decisiones y alcanzar consensos. El autodistanciamiento en situaciones de tensión, escuchar al cuerpo (marcadores somáticos). Está demostrado el efecto positivo de escribir o hablar en otra lengua para dejar a un lado los sesgos de nuestra lengua propia. En el mundo actual de noticias rápidas, repetitivas e incesantes, la falta de reflexión nos hace víctimas de relatos que parecen verdad (verdacidad) o incrementa nuestra receptividad a la estupidez.
✅ La inteligencia en buena parte se hace a través del aprendizaje y no sólo con nacer con ella el éxito está garantizado. Los famosos test de inteligencia de Terman analizaron niños con coeficiente intelectual de más de 192 que no tuvieron éxito en la vida. Terman era un creyente en que la inteligencia “en bruto” era capaz de darles ideas nuevas, pensar de forma creativa o resolver problemas. El caso se explica en “The Terman´s Kids: The Groundbreaking Study of How the Gifted Grow Up”. Sara Ann, una de las niñas terminó viviendo en una comuna y escribió: “Creo que de pequeña me hicieron demasiado consciente de mi condición excepcional… pero en realidad no me enseñaron a cultivar esas extraordinarias dotes mentales.”
✅ Para cultivar durante la vida la inteligencia es fundamental la mentalidad de crecimiento, manifestada por la curiosidad. En Japón las escuelas exponen ante otros estudiantes a los que no pasan las pruebas de una forma constructiva (dificultades deseables) y el equivocarse se ve como parte del camino personal (fracaso productivo). También hay que fomentar la memoria espaciada o la exposición a temas diversos que enriquecen los enfoques del pensamiento.
✅ Aunque aprendemos individualmente, lo desarrollamos y complementamos dentro de las organizaciones y equipos donde trabajamos o nos relacionamos. Es ahí donde entran en juego múltiples inteligencias y donde aparecen otros comportamientos que pueden dañar los resultados colectivos de un proyecto determinado. Esto puede verse en los equipos deportivos, como el sorpresivo rendimiento de Islandia en la Copa de Europa de Fútbol de Europa en 2016. Dirigida por su entrenador que nunca dejó su empleo de dentista, y con un solo jugador en ligas internacionales, un país de 330.000 habitantes y con pocas horas de luz al año y un frío intenso fue capaz de llegar a los cuartos de final del campeonato merced a un equipo con unos talentos equilibrados y bien dirigidos.
En las organizaciones la composición y el liderazgo es fundamental para no caer en trampas como el pensamiento de grupo, creando campos de competencia de visión estrecha (estupidez funcional), o dirigiendo pensando en los resultados económicos a corto plazo (sesgo por resultados). En la película de ficción “World War Z” donde una infección convierte en zombis a buena parte de la Humanidad, Israel ha construido en anticipación un muro de aislamiento porque dentro de sus servicios de inteligencia siempre tienen una persona pensando siempre qué puede ir de forma distinta a como piensa el grupo (abogado del diablo). Las organizaciones harían bien fomentando más el pensamiento divergente.
La inteligencia es sobre todo saber estar y liderar desde el yo proyectando hacia el resto, porque vivimos en un mundo de valores medios. Los menos inteligentes pueden tener problemas de adaptación, de la misma forma que los extremadamente inteligentes. La inteligencia como concepto bruto en los tests clásicos no es medida de éxito, aunque sí una base para conseguirlo.
Como dice el libro en sus primeras páginas introductorias,
“… la humildad intelectual, el pensamiento activamente abierto, la curiosidad, la conciencia emocional, refinada y la mentalidad de crecimiento nos protegen de las trampas de la inteligencia…”
