Las dudas de Reino Unido sobre la Unión Europea


El referendum sobre el Brexit es la decisión mas importante que los británicos de esta generación van a tomar… 

Tal es la opinión los líderes proponentes del campo «Remain» o «Leave» respecto al referendum que se celebrará el 23 de Junio. Sobre todo porque es una decisión irreversible, durante al menos un tiempo bastante largo, y cuyas consecuencias habrá de afrontar al menos una generación si no más de británicos. 


Nada mejor que discutir la materia con un experto como el diplomático y experto Shaun Riordan, como él dice un británico anglo irlandés casado con una escocesa, que alerta que la diversidad de sentimientos de las distintas nacionalidades dentro del Reino Unido añade aún más complejidad a la decisión de Junio.

Todas las partes coinciden que después del 23 de Junio las cosas ya no serán iguales. Por supuesto, serán aún más drásticas si ganan los partidarios de la ruptura. Pero también si Reino Unido permanece, buena parte de las demandas del campo Leave habrán de ser tenidas en cuenta, posiblemente más allá de los acuerdos de Cameron del 19 de febrero con la Unión Europea. Porque la Unión Europea dista mucho de ser un modelo de referencia en la percepción de muchos europeos, si lo evaluamos desde la perspectiva de su burocracia y rigidez, su falta de cohesión política interna y sobre todo, la falta de respuesta efectiva como bloque a problemas de la globalización. No es menos cierto que la crisis de 2008 sigue pensando sobre una Europa que acaba de recuperar el máximo de PIB desde comienzo de la crisis, pero que continúa sin responder sobre la durabilidad del Estado de Bienestar europeo en un mundo de competencia global. 

En primer lugar, es debatible si los gobiernos han de hacer uso de actos de referendum para preguntar su opinión a la ciudadanía, ya que se habrían de entender como delegados por mandato electoral para el desarrollo de sus programas respectivos, y si los votantes los eligen, tienen suficiente respaldo para ejecutar su contenido. Basta con que los programas sean suficientemente claros y explícitos para transmitir las intenciones de sus proponentes. Pero además, hay un consenso importante sobre el riesgo innecesario de este referendum. Sin negar que Reino Unido sufre como la mayoría de los países de la UE brotes significativos de involución del proceso de construcción europea a partir de discursos populistas de recuperación de intereses nacionales, no es menos cierto que el referendum británico es convocado por David Cameron durante la campaña de las últimas legislativas respondiendo a los brotes extremistas dentro del partido conservador, especialmente a través del UKIP de Nigel Farage. Obviamente Cameron no pensó que los apoyos a la campaña Leave llegarían a situar las probabilidades en un casi 50/50. Por tanto, una circunstancia de gestión «interna» del partido «tory» obligó finalmente a  Cameron a convocar el referendum del 23 de junio. 

Una de las mayores críticas del referendum Brexit es que no se saben a ciencia cierta las consecuencias que tendrá para los británicos. Sin duda alguna, a corto plazo una salida de la UE será negativa para la libra, los tiempos de interés podrían subir y la bolsa caería. A medio plazo, tanto el Banco de Inglaterra como el Tesoro británico han emitido informes cuantificando en hasta 5% de caída del PIB en los siguientes dos años. Pero no dejan de ser especulaciones porque el resultado vendrá de los términos en los que se pacte la salida y de forma importante, de la posición de inversión directa neta de los miles de multinacionales que han decidido hasta ahora establecer sus bases legales para operar en Europa en el Reino Unido. No sería improbable que muchas de ellas cuestionen su presencia en las islas británicas, pero no es menos cierto que dependerá de las alternativas de ubicación efectiva quizá en otros países de la Unión Europea. Y también es cierto que un destino no se improvisa, y que las ventajas del idioma, el entorno regulatorio y la práctica de negocios que ofrece el Reino Unido es tremendamente competitiva. 

De otra parte, la propia salida de Europa no sería inmediata, ya que los acuerdos establecen que seguiría «enchufada» durante dos años y luego dependería del plazo de los acuerdos para materializar la desconexión. Un precedente fue la salida de Groenlandia en 1985, cuyas negociaciones seguro fueron significativamente menos complicadas de lo que que serían las de la salida de Reino Unido y que tardó tres años en acordar los términos de su salida. Países como Alemania ya han anunciado que los términos de la salida no serían favorables y Francia posiblemente haría «pinza» para lanzar un mensaje que evite la propagación del ejemplo entre otros países tentados de seguir un camino similar. 

La materialización del Brexit abriría un proceso incierto en el propio equilibrio de nacionalidades que hay en Reino Unido. Posiblemente una nueva demanda de independencia de Escocia para continuar ligada a la Unión Europea, e incluso el riesgo de alteración del proceso de paz en Irlanda del Norte. Implicaría la reinstauración de fronteras con la República de Irlanda, territorio de la Unión Europa, y por tanto un alejamiento de la expectativa de que en algún momento el territorio de Irlanda pertenezca a un sólo país, aspiración de buena parte de los irlandeses – salvo posiblemente una mayoría de irlandeses del norte. En suma, el Brexit podría abrir heridas internas en la propia estructura política y social además de los propios efectos negativos de la incertidumbre en la economía. 

Para la propia Europa, la salida del Reino Unido supondría un hecho de muy inciertas consecuencias, y significativos riesgos en tanto que varios países podrían cuestionar su propia pertenencia a la Unión, retrocediendo a una situación de décadas atrás y fragmentando aún más el mercado interior, tornando aún en menos competitiva la posición económica de Europa. De una parte, algún país del centro y norte de Europa podría seguir el camino de Reino Unido, si bien también es probable un impulso hacia la construcción europea liderado por el eje Alemania-Francia con un programa de inversiones de cuya tarta se excluiría a Reino Unido creando de facto una «guerra comercial» en un momento donde no está claro cuales serán las relaciones post-ruptura con la Unión Europea. Los países del este de la Unión Europea ya están dando signos de discrepancia con valores democráticos asentados de la Unión, como es el caso de Polonia y Hungría, con gobiernos autocráticos cuyas recientes decisiones cuestionan su «convergencia» ideológica con el proyecto europeo. Finalmente, los países del sur de Europa, los más castigados por la crisis del euro, siguen aún pendientes de adaptar buena parte de sus sistemas económicos y sociales a las exigencias del ala dura de la Unión Europea, especialmente Alemania.

De forma muy particular, la salida del Reino Unido alteraría de forma significativa el equilibrio político y militar de Europa, ya que aunque el Reino Unido no es miembro fundador de la actual Unión Europea, no hay que olvidar su papel clave en la configuración de la misma al ser uno de los dos grandes vencedores europeos de la Segunda Guerra Mundial (junto con Francia). Desde una perspectiva militar, Reino Unido es el único país que junto con Francia tiene un significativo potencial militar incluyendo armamento atómico y es miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho de veto. No es difícil imaginar que el Brexit dejaría en un limbo de indefinición varias áreas de la alianza intraeuropea y con el resto de potencias mundiales que habría que redefinir.

Y es que como respondía recientemente Guillermo Dorronsoro, decano de Deusto Business School en una entrevista en Sintetia:

Pregunta – Una organización es algo vivo y que depende de muchas personas, ¿cómo se logra que una organización se mantenga ‘eternamente joven’ y fresca y no se vaya deteriorando por la dejadez y el cansancio?
Con proyectos compartidos de futuro. Y eso requiere dos cosas: identidad y relato.
La identidad es “somos”, y se construye con transparencia, con participación, con justicia en el reparto, con la capacidad de integrar al que es diferente, y también a los que “no son”: una identidad sana tiene que ser inclusiva, o se pudre.
El relato es “de dónde venimos, a dónde vamos” y requiere construir una idea compartida del pasado, y sobre todo una idea compartida del futuro y de os proyectos que nos llevarán a ese futuro. Algo que sea realista (si no, el sentido común lo rechaza), pero que al mismo tiempo tenga la capacidad de enganchar el corazón de las personas, emocionarlas.

La pregunta no era sobre Europa sino sobre qué deben hacer las empresas para adaptarse al cambio tecnológico, pero nótese que la respuesta aplica sin problemas a nuestra maltrecha Europa, quizá la «Europa invertebrada», siguiendo la denominación de Ortega y Gasset aplicable a España. Pase lo que pase el día 23 de Junio, al día siguiente habrá que seguir trabajando sobre sus consecuencias cualquiera que sea el resultado. 

4 COMENTARIOS

  1. Buen post, Enrique. No mucha gente se atreve a intentar analizar escenarios con respecto al Brexit. En genérico, podemos hablar de máxima incertidumbre, ya sea que sigan o que se marchen. Desde mi punto de vista, el análisis de fondo es que el proyecto europeo está tocado de muerte. Los ingleses son prácticos y ponen encima de la mesa a los ciudadanos la elección. A mí me parece correcto que hagan un referéndum. Es un tipo de política menos representativa y más participativa. Creo que las democracias se dirigen a ese tipo de organización. Desde luego, una salida de UK de Europa sería la puntilla definitiva al proyecto europeo y creo que llevaría a un escenario geopolítico completamente distinto del actual. Si permanecen, los dirigentes deberían hacer una revisión completa de cual es la idea de Europa y tomar decisiones, que solo podrían conducir a la pérdida de competencias fiscales y presupuestarias. No veo este segundo escenario, creo que lo más probable es que los ingleses salgan de Europa. Pero todo esto es una lotería… Tres días más tarde, el 26J, tendremos nuevas elecciones en España, que pueden también cambiar estructuralmente todo. Vamos a tener un verano entretenido, y no solo porque la manifestación de las crisis económicas sea la materialización de la crisis ecológica

  2. Muchas gracias Jorge. Es logico que no haya analisis publicos de escenarios, aunque seguro que se esta trabajando en altas instancias. Aunque por otra parte es mucha la incertidumbre, porque si hay Brexit se inicia un proceso de negociación muy incierto. Hasta ahora que yo sepa solo ha habido pronunciamientos de Alemania, Francia o la Comisión diciendo que no lo van a poner fácil a los "desertores". Entiendo lo que dices de que es muy bueno preguntar a la gente y teoricamente se puede hacer y hasta puedes aburrir a la gente de consultarle, pero entonces la pregunta es otra: para que elegimos gobierno si durante el mandato han de preguntarnos sobre todo lo que les parece importante? Esta la opinion publica preparada para ponderar las ventajas e inconvenientes de todo tipo que tiene una salida de la UE? La respuesta es no. Yo prefiero que un partido se presente a las elecciones con propuestas claras y si es votado, que ejecute las mismas. La propia dificultad para saber si es bueno estar fuera o dentro de la UE hara que los británicos tomen una decision en funcion de la efectividad mediatica de cada uno de los bandos, lo que me parece casi un juego de azar. Yo veo claro que la UE ha de recuperar un papel ilusionante o seguirá languideciendo, y espero que se aproveche el revulsivo del Brexit para reformar lo que no funcione, más que correr el riesgo de volver 50 años atrás.

  3. Consumado el referendum sobre el Brexit a favor de éste, se amontonan las evidencias de la falta de comprensión de las consecuencias y de la falta de planificación de las acciones. El partido tory está dividido con la dimisión de Cameron, su posible líder futuro pudiera ser una defensora de la permanencia -que habria de liderar las negociaciones de salida! -, el partido laborista ha perdido su confianza en su líder Corbyn por su tibia defensa de la permanencia. En este artículo, https://www.project-syndicate.org/commentary/brexit-democratic-failure-for-uk-by-kenneth-rogoff-2016-06/spanish, Kenneth Rogoff argumenta convincentemente que referendums como el Brexit no pueden decidirse con simples mayorías absolutas o en una sola vuelta. Por ejemplo, el referendum Brexit podría haberse hecho en dos consultas populares a lo largo de un mínimo de 2 años entre consulta y consulta, y luego ser aprobado por una mayoría de al menos el 60% de los diputados. Pensemos que Brexit lo han decidido el 51,9% de los vostantes con una participación del 72%, lo que equivale a solo el 36% de los votantes británicos! Una auténtica ruleta rusa. Aprenderemos para la próxima?

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Enrique Titoshttps://www.elalcazardelasideas.es/
Enrique Titos Martínez, (Granada, 1960). Casado y padre de 4 hijos. Economista graduado en UAM Madrid, postgrado en IESE Business School y en Kellogg Business University (EEUU). Ha desarrollado una trayectoria directiva en seis grupos financieros, el último en Barclays Europa y siempre relacionado con áreas financieras, de tesorería y seguros. Actualmente realiza consultoría e inversiones en proyectos relacionados con cambio de modelos de negocio por razón de la tecnología, tras reorientarse con cursos sobre Fintech y Criptomonedas en el MIT, formaciones digitales y de consejos de administración en The Valley DBS y Escuela de Consejeros. Es Consejero Asesor en la empresa Fellow Funders, Consejero Independiente de QPQ Alquiler Seguro SOCIMI y promotor de Consejos Asesores de Innovación Abierta (CAIA) en compañías establecidas como CASER Seguros. Miembro del Consejo Académico de la Fundación Fide, Director del Grupo Dinero Digital y Sistemas de Pago de Fide, Jurado de los Premios Knowsquare y fundador del Club de Lectura Know Square, y del Cineforum Mensajes de Cine.

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