La lógica económica y geoestratégica de los fondos soberanos

El otro día veía en The Economist este gráfico sobre la evolución del tamaño de los fondos soberanos (SWF por sus siglas en inglés). Se destacaba cómo el de mayor tamaño del mundo, el de Noruega, había superado ya la cota del billón de dólares (USD).

Patrimonio de los principales fondos soberanos
Me recordaba el artículo que escibí hace 3 años en Economía Exterior una revista que por desgracia acaba de dejar de publicarse. Una verdadera pena porque era una de las publicaciones editadas en España con más calidad técnica. Un abrazo muy fuerte a María José Martínez.
Recupero las ideas principales del articulo:
(1)  Creados en la década de los cincuenta (el primero fue en Kuwait y el segundo en lo que actualmente es Kiribati), han experimentado un importante auge desde 2003, es decir, cuando comenzó el ciclo de encarecimiento de las materias primas.
(2)  Un fondo soberano NO es un fondo de pensiones público. Un SWF no puede tener un pasivo definido o potencial. Esa era el caso, por ejemplo, del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que se constituyó para ahorrar el excedente puntual que se tuvo y que se sabía se tendría que destinar tarte o temprano a financiar el déficit de las pesiones.
(3)  Un fondo soberano ES una herramienta de política económica muy útil para evitar la “paradoja de la abundancia”, es decir, la crisis económica que sufre un país como consecuencia de la acumulación de desequilibrios económicos derivados de un período de fuerte expansión asociado a uno o varios impulsos, externos o internos.
(4)  Un fondo soberano sirve para garantizar la transmisión intergeneracional de los recursos, ante el riesgo de finalización de la materia prima o de corrección del precio de la misma. Existen excepciones a esta definición, como es el caso de China o Singapur, donde la fuente de ingresos ha sido la exportación de bienes manufacturados.
(5)  Aunque el SWF es propiedad del Estado, debe ser gestionado de forma independiente y de forma profesional. Así, debe invertir en una amplia gama de activos (acciones, bonos, inmuebles, fondos de capital riesgo, hedge funds, etc.) de forma diversificada por países y con un horizonte temporal a largo plazo.
(6)  El SWF de Noruega es, sin duda, el mejor ejemplo. Creado en 1990, la cifra del billón de USD de patrimonio es espectacular si tenemos en cuenta que el PIB del país es de 500.000 millones.La totalidad de su cartera está invertida fuera del país y para materializar sus inversiones contrata equipos de gestión especializados en los países de destino, a los que adjudica mandatos de gestión.
(7)  En el otro extremo encontramos la postura africana, que defiende una mayor intervención de los SWF en sus respectivos países buscando impulsar su desarrollo.
(8)  La tercera versión sería la de los fondos de Oriente Medio, enfocados en el exterior, pero con objetivos que pueden ir más allá de los financieros, para incorporar otros que podríamos denominar estratégicos. Sin duda, es en este área donde los SWF generan una mayor suspicacia. La toma de participación en compañías y en sectores estratégicos de los países desarrollados es vista como una ameanza de invasión. De ahí el término utilizado para definir a los SWF de Oriente Medio: “Bárbaros a las puertas”. Porque existen dudas sobre el carácter de gestor pasivo que puedan asumir, así como los criterios de buen gobierno corporativo que puedan aplicar, sesgados más hacia intereses políticos y no tanto económicos o financieros.
Los Fondos Soberanos responden a una lógica básica de ahorrar para el futuro, fomentada tanto por el Estado como por las autoridades monetarias. El argumento principal es el reconocimiento de que los recursos económicos generados en el momento presente no persistirán, ya que están asociados a una capacidad exportadora que no perdurará por basarse, bien en una ventaja competitiva no sostenible, bien en la exportación de una o varias materias primas (en este caso, además, con un elemento de vulnerabilidad adicional: una potencial caída de los precios). Pero es que, además del motivo precaución, existe otro con claro sesgo económico: evitar los desequilibrios que puede provocar la entrada de elevadas cantidades de divisas. Se puede considerar los Fondos Soberanos como una de las mejores herramientas para evitar la paradoja de la abundancia. Medidas, en todo caso, que tratan de conseguir una transferencia intergeneracional de la riqueza, lo que justifica que la cartera de inversión de los SWF goce de diversificación, tanto geográfica como sectorial. Comienzan aquí las suspicacias sobre el potencial interés político, a lo que no ayuda la falta de transparencia de algunos de ellos (y, especialmente, la de los países que acaparan la mayor parte de los SWF, Oriente Medio). Los Fondos Soberanos se han convertido en accionistas de bancos, eléctricas, compañías industriales, etc. de países desarrollados. Pero más allá del rechazo que pueda surgir en los países occidentales la entrada de Fondos Soberanos en el accionariado de sectores estratégicos, el otro foco de atención es el reforzamiento del denominado “eje Sur-Sur” dirigiendo para de las inversiones en tratar de compensar la hemegonía del Norte. Por lo tanto, tras una lógica económica y financiera, los Fondos Soberanos pueden tener una lógica política que los convierte en agentes de la geoestrategia mundial.

4 COMENTARIOS

  1. Muchas gracias David, me parece un árticulo muy interesante.

    La verdad es que con esto de los Fondos Soberanos siempre me ha parecido que cuando se dotan tan exageradamente, como es el caso de Noruega tiene un punto de injusticia y otro punto de sospecha.

    Cualquier empresa, cuando su capital es excesivo lo devuelve a sus accionistas. Para dotar un fondo soberano en esta desproporción se ha tenido que castigar con impuestos, de una forma muy importante a una o varias generaciones, además de no explicar con claridad el fin para el que se usan esos fondos, con el consiguiente riesgo.

    Quizá es porque no conozco bien estas cosas, pero si yo fuera Noruego, preferiría que el Fondo fuera un poco más pequeño para cubrir eventualidades y que me hicieran mejores carreteras o que me bajaran los impuestos.

    un abrazo

  2. Cierto que en el caso de una empresa, un accionista puede pedir que le devuelvan el dinero si la alta dirección no sabe que hacer con él, que para tenerlo en la cuenta corriente, para eso ya lo tengo yo en la mía. Es verdad también que el contribuyente podría pensar que es mejor que le devuelvan ese dinero que, al final y al cabo es suyo. Pero en este caso, lo que se pretende es tener un mecanismo estabilizador. Piensa qué bien nos habría venido en España si durante la época de bonanza el Estado hubiese ahorrado…

    Aquí va un texto explicativo un "poco" más largo:

    Se denomina “paradoja de la abundancia” a la crisis económica que sufre un país como consecuencia de la acumulación de desequilibrios económicos derivados de un período de fuerte expansión asociado a uno o varios impulsos, externos o internos. Si los efectos positivos iniciales del crecimiento no son controlados o compensados por parte de las autoridades económicas, transcurrido un período de tiempo generan una recesión. El avance del PIB de los países periféricos del Área euro entre 2003 y 2007, vinculado a unas condiciones monetarias muy expansivas y a un intenso flujo de financiación vía inversión en cartera desde los países centrales es un ejemplo de esta paradoja. Porque el fuerte crecimiento del crédito bancario y su efecto expansivo sobre el PIB no encontró por parte de la política fiscal el necesario efecto contracíclico (más bien lo contrario) y el aumento de los salarios fue claramente superior al de la productividad. Los abultados y crecientes déficits por cuenta corriente o la sobrevaloración de los activos inmobiliarios son sólo evidencias adicionales de una paradoja de la abundacia, con muy negativo desenlace en términos de renta per cápita.

    Una versión más específica de esta paradoja es la “enfermedad holandesa”, que se refiere a los desequilibrios económicos que sufre un país como consecuencia de una fuerte entrada de divisas asociada al encarecimiento de una materia prima de la que el país es exportador neto. Este término fue propuesto por The Economist en 1977 tras las distorsiones observadas en los Países Bajos por el descubrimiento de reservas de gas natural dos décadas antes en Slochteren. Y es que un país que descubre recursos naturales goza de un aumento de las exportaciones y de una entrada de inversión extranjera directa que presionan al alza el tipo de cambio de la divisa nacional, provocando una pérdida de competitividad del conjunto de sectores de la economía. El lógico incremento de la oferta monetaria impulsa un diferencial de inflación con efectos negativos en la industria exportadora. En definitiva, la expansión de un determinado sector genera distorsiones negativas que terminan por afectar al conjunto de la economía.

    Detectado el riesgo, la política económica debe actuar en diversos frentes. La política fiscal, mediante una reducción del gasto público y la aplicación de un sistema fiscal redistributivo; la monetaria mediante una reducción de la liquidez (aumentando, por ejemplo, el coeficiente de caja), una elevación de los tipos de interés y, cuando sea preciso, la intervención en el mercado de divisas tratando de evitar una excesiva apreciación de la moneda (acumulando reservas en moneda extranjera). Además de estas opciones, se ha generalizado la percepción de la utilidad de ahorrar los capitales que se generan por la exportación de la materia prima, a través de un vehículo especializado. Nos referimos a los fondos soberanos o SWF

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David Canohttps://www.elalcazardelasideas.es/
David Cano Martínez 46 años, casado y con 3 hijos. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y el asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional en análisis económico internacional y gestión de carteras. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de más de un centenar de artículos sobre macroeconomía, gestión de carteras, activos financieros, fondos de inversión, derivados, política monetaria y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles, entre ellos, Afi Escuela de Finanzas, y colabora habitualmente en los medios de comunicación. Tweco en la sección mercados financieros de forma ininterrumpida desde 2016 (@david_cano_m). Miembro del jurado de los premios Knowsquare y del Club de Lectura Know Square. Fundador del grupo de reflexión Los Siete del Prado (L7dP).

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