El aumento de la esperanza de vida y la caída de la natalidad están provocando cambios en la pirámide poblacional, incrementando la cuota de las personas con más de 60 años y reduciendo la correspondiente a la Generación Z (los nacidos a partir de mediados de los noventa, es decir, los jóvenes con menos de 30 años). Las implicaciones de este cambio en la pirámide poblacional son muchas y en todos los ámbitos: ¿cómo conviven tres generaciones en las que las diferencias entre ellas son cada vez mayores? Sobre ello ya escribimos en este blog a propósito de la ampliación de los horizontes vitales (La vida de 100 años).
El libro de José Ignacio Conde-Ruiz y Carlotta Conde Gasca se centra en los aspectos económicos, aunque vinculados con los políticos. La tesis central es que los jóvenes caen en la “irrelevancia política”, aunque solo sea porque su cuota en el censo electoral es reducida.
Y podríamos decir que estas son las reglas de la democracia: los gobernantes se sesgan hacia las demandas del colectivo mayoritario (es más bien el que captura el mayor número de votos) en detrimento de las minorías. Y una de estas son los jóvenes, que sufren la “Demografía política”.
Por ejemplo: todo el aumento del gasto público va destinado a los mayores (pensiones, especialmente) y, en lugar de incrementar los ingresos para financiarlo, se emite más deuda pública. El “Atraco perfecto” a los jóvenes.
Porque los cambios demográficos están provocando que la distribución de la renta y del patrimonio dependa cada vez más de la edad.
Este libro tiene la intención de llamar la atención de los jóvenes, pero también del resto de edades, de lo injusto de la actual situación y de la necesidad de tomar medidas si tenemos en cuenta que el ratio deuda/PIB es del 108%, que el déficit público estructural es del 4% y que las dos tendencias demográficas comentadas (aumento de esperanza de vida y caída de la natalidad) persistirán (es más, la segunda se agudiza por, entre otros motivos, las peores condiciones laborales y el encarecimiento de la vivienda). “Este es uno de los objetivos del libro: hace ver cómo la demografía política está jugando en contra de los jóvenes, que son irrelevantes políticamente. Han perdido la fuerza política que les otorgaban los números y que está acompañando a los boomers y a la Gen X durante toda su vida”.
La longevidad, más aún si viene acompañada de envejecimiento y de caída de la natalidad es todo un reto económico, sobre todo si se sufre déficit público estructural y una elevada deuda pública. Y es, al mismo tiempo, un reto para la democracia. Para reflexionar. Recupero el link a la reseña que escribí hace ya 3 años del libro de José Antonio Herce. Parece que en estos temas no sólo no hemos avanzado en el debate social, sino que hemos retrocedido.
«La demografía política o las tendencias demográficas han debilitado y van a seguir debilitando aún más la voz política de los jóvenes. El hecho de que solo se escuche la voz de los mayores en las elecciones provoca que la política se vuelva cada vez más cortoplacista y los políticos se centren solo en satisfacer a los mayores, en la inmediatez. Por esto es fundamental que la democracia dé voz a las generaciones futuras o más jóvenes. Hay que aumentar el peso de los jóvenes en las elecciones. Posibilidades para ello:
- Voto obligatorio
- Bajar la edad de voto a los dieciséis años
- Dar más peso al voto de las madres con hijos»
Más propuestas:
- Crear nuevas instituciones independientes que velen por los intereses de lo jóvenes
- Introducir tres reglas fiscales en favor de la equidad intergeneracional
- Pagar lo que nos corresponde o déficit estructural cero
- Establecer una norma fiscal intergeneracional: cada euro adicional que se gaste en los mayores debe ir otro euro adicional para los jóvenes
- Que el plan europeo Next Generation sea realmente para mejorar la vida de la siguiente generación (que sea de verdad «Next» y no «Old» Generation)».
Pinchando aquí podrás ver la vídeo reseña de “La juventud atracada”
Muchas gracias, David. Siempre he pensado que la generación de déficit público para financiar gasto corriente es terriblemente insolidario para con las futuras generaciones. Me gusta lo del déficit estructural cero para asegurar que cada generación se paga lo suyo. Pensiones calculadas sobre la aportación real, al menos como objetivo.
Así es: lo del déficit estructural 0 parece absolutamente obligatorio y no debatible.
Podríamos discrepar sobre:
(1) Qué hacer en función de la posición cíclica, es decir, qué déficit permitir en desaceleración/recesión y qué superávit exigir en expansión
(2) Cómo alcanzar el equilibrio estructural, si con menos gasto o con más ingresos
Gracias David por la recomendación de lectura. La cuestión de lo que se puede hacer está expuesta en el libro, y lo más difícil es cómo se va a hacer? Tomar consciencia del problema a través de esta lectura es un primer paso. Me parece que hay que profundizar en las fórmulas para que la opinión de los jóvenes sea tenida en cuenta. Hace falta un activismo político de los jóvenes, o una conciencia menos conservadora de los que hoy somos mayores. Hace falta en mi opinión mentalidad de liderazgo para cambiar la dinámica actual.