Chip War

Este libro es la historia de una de las innovaciones tecnológicas más disruptivas: el chip. Inventado en 1958 por Kilby y Noyce[1], contó como dinamizador inicial en la década de los sesenta al ejército de EE.UU. “In the early 1960s, it had been possible to claim the Petagon had created Silicon Valley”. Tras la Segunda Guerra Mundial, caracterizada por el acero, el aluminio y el uranio, los responsables militares de EE.UU. fueron quienes primero apostaron por la aplicación del nuevo dispositivo tecnológico al armamento para hacerlo más eficaz a la hora de alcanzar los objetivos.

Otro “acelerador inicial” fue la NASA que, tras el momento Sputnik (1957), era consciente de que para llegar a la Luna necesitaba ordenadores mucho más ligeros, lo cual pasaba por chips mucho más potentes. Aportó una dosis de dinamismo (y presupuesto) adicional. A partir de ahí, factores como el espíritu emprendedor para constituir compañías, mecanismos de remuneración y retención del talento como las stock options y el ecosistema inversor fueron elementos diferenciales.

Comenzaba la demostración empírica de la Ley de Moore (cada año se iba a doblar el número de transistores en un microprocesador), término acuñado en 1966 a partir de un artículo escrito un año antes en la revista Electronics[2]. Moore fundaría poco después (1968), junto a Noyce (el “alcalde” de Silicon Valley), Intel en Santa Clara. El tercer empleado fue Andy Grove (configurando así la “Trinidad de Intel”), sin duda otra de las grandes figuras del desarrollo tecnológico de las últimas décadas (todo ellos procedentes de Fairchild, la empresa pionera, pero con una clara incapacidad de orientación al beneficio[3]).

Pero Grove también fue un gran directivo. Fue quien creó los Objetives and Key Results (OKR)[4], el “protocolo de colaboración” para establecer los objetivos en empresas, equipos e individuos, que puso en práctica en Intel y que sirvió para, entre otras cosas, evitar su quiebra en 1980. Fue la famosa “operación Crush” para luchar contra Motorola y Zilog, empresas que entonces estaban ganando cuota.

El chip supuso, entre otros aspectos, el impulso definitivo para Silicon Valley (término acuñado en 1971[5]), pero también ha tenido, y tiene, implicaciones geoestratégicas. En la década de los sesenta, en plena Guerra Fría, era interés de EE.UU. impulsar, y conseguir que se convirtieran en aliadas economías como Japón. Aquí aparece la figura de Akio Morita y su creación: Sony. Esta empresa supuso monetizar el chip mediante el desarrollo de aplicaciones de uso diario como la televisión o el walkman, que encontraron una fuerte demanda en las familias de EE.UU. quienes, en la década de los sesenta comenzaban a incrementar su capacidad adquisitiva. Sony y Morita fueron los grandes transformadores e impulsores de Japón en los setenta y ochenta. Supieron transformar la imagen del “Made in Japan” de “barato” a “calidad, diseño y marketing”. Hasta tal punto que, en la industria de chips, tomaron la delantera a EE.UU. “We´re at war with Japan. Not with guns and ammunitions, but an economic war with technology, productivity and quality” declaraba C. Spork uno de los actores principales del desarrollo de los semiconductores.

Pero hay más figuras relevantes que se tratan en el libro. Por ejemplo, Morris Chang y Taiwan Semiconductors, otro caso digno de estudio, ya más reciente, y que sirve para entender uno de los aspectos de más tensión en la actualidad. Me refiero a la guerra tecnológica entre China y EE.UU., en la que China presenta un retraso asociado (por más que lo intente compensar con el impulo de Huawei), precisamente, a su desventaja en el diseño y construcción de chips. China no ha conseguido lo que sí han logrado Taiwan o Corea del Sur (en este caso, gracias a Samsung).

Y para completar el repaso geográfico, el libro también analiza ASML, acaso la única gran compañía tecnológica europea, líder mundial en litografía ultravioleta extrema (UVE). Porque esta es otra de las grandes ideas que contempla el libro: en un bien de una demanda tan elevada y global como los chips, la oferta está muy concentrada en unas pocas compañías, con unas barreras de entrada enormes asociadas a la complejidad de la tecnología, así como a las enormes cantidades de capital necesarias para diseñar y, sobre todo, fabricar chips. A la posición dominante de Taiwan Semiconductors, Samsung, ASML o Intel se le suman muy pocas empresas.

El caso más reciente, Nvidia, empresa fundada en 1993 por C. Malachowsky, C. Priem y J. Huang (su actual CEO), anticipando la importancia que iban a tener en el futuro los chips orientados a las capacidades gráficas. Los videojuegos fueron su primera palanca de crecimiento y, ya de forma más reciente, los avances en la inteligencia artificial. La irrupción de ChatGPT desde primavera ha sido el catalizador para el aumento del valor de mercado, de tal forma que ha superado el billón de USD. Si se compara su capitalización con la Intel (141.000 millones de EUR, es decir, por debajo del TOP 50 mundial) se constata que ésta supo liderar la industria de chips orientada a los PC, en las dos últimas décadas, pero no ha sabido o no ha sido capaz de estar a la altura de las exigencias de los smartphones y, de forma más reciente, de la inteligencia artificial.

Capitalización bursátil (miles de millones de USD) de NVIDIA (blanco) e Intel (azul).

En conclusión, excelente libro que sirve para entender el factor tecnológico, el económico y el geoestratégico que hay tras el chip. Desde aquí podrás ver la vídeo reseña https://www.youtube.com/watch?v=7ao_wbKXIG0&t=192s

[1] Desarrollado a partir del transistor, inventado una década antes por W. Shockley, W. Brattain y J. Berdeen (y que permitió eliminar los tubos de vacíos, elementos excesivamente grandes frágiles).

[2] Carver Mead fue quien acuñó el concepto de “Ley de Moore” a partir de lo escrito por Gordon.

[3] Su fundador, William Shockley, un genio en físico, fue un muy mal gestor empresarial.

[4] Ver “Mide lo que importa”, de John Doerr.

[5] Es decir, varios años después de que en 1940 D. Packard y B. Hewlett fundaran la primera startup en un garaje de Palo Alto: Hewlett Packard.

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David Canohttps://www.elalcazardelasideas.es/
David Cano Martínez 46 años, casado y con 3 hijos. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y el asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional en análisis económico internacional y gestión de carteras. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de más de un centenar de artículos sobre macroeconomía, gestión de carteras, activos financieros, fondos de inversión, derivados, política monetaria y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles, entre ellos, Afi Escuela de Finanzas, y colabora habitualmente en los medios de comunicación. Tweco en la sección mercados financieros de forma ininterrumpida desde 2016 (@david_cano_m). Miembro del jurado de los premios Knowsquare y del Club de Lectura Know Square. Fundador del grupo de reflexión Los Siete del Prado (L7dP).

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