España y el Euro, conferencia de Tano Santos en la Fundación Rafael del Pino

El profesor Tano Santos impartió una conferencia magistral en la FRP el 13 octubre sobre el impacto de la adopción del Euro en algunos países de Europa, entre ellos España y las consecuencias de la pérdida de moneda propia nacional. El profesor Santos es uno de los fundadores del blog Nada es Gratis, de reconocido prestigio por sus análisis de la situación política, social y económica. 
La creación del euro no fue el resultado de un consenso informado  y un debate de la población europea,  sino la decisión de un grupo de líderes políticos que fundamentalmente buscaban:
  • razones económicas: mejoras de eficiencia entre países crecientemente integrados comercialmente. La cuota de comercio exterior de los países europeos respecto a su PIB está entre los más altos del mundo con cerca del 60% de media.
  • razones políticas: la necesidad de dar un encaje a Alemania ante la sobrevaloración secular del marco desde 1970. Desde entonces, el franco francés ha perdido la mitad de su valor y la lira italiana ha perdido hasta 6 veces su valor.
El euro se diseña de forma errónea, suponiendo que las ventajas en materia de política monetaria única con tipos de interés más bajos serían suficientes sin reformas estructurales del mercado interior al tiempo que se establecen criterios de sostenibilidad de las cuentas públicas de cada país.  El euro no se diseña pensando en gestión de crisis derivadas de asimetrías en el comportamiento y las políticas nacionales de cada uno de los integrantes. El euro se crea como mínimo común denominador para seguir la construcción europea ante una Alemania no dispuesta a la cesión de soberanía política. 

Las divergentes políticas económicas seguidas por cada país desde su inicio hasta la crisis de 2008, la perdida de competitividad de la economía de varios países del sur de Europa y su erróneo modelo de crecimiento se encuentran con una falta de mecanismos de respuesta cuando estalla la crisis de 2008. 
Desde entonces, se crean instituciones de intervención y apoyo al rescate como el ESM/MEDE, se formalizan mecanismos de rescate de países que pierden el acceso a los mercados, se avanza en materia de regulación y supervisión bancaria unificada, y el BCE implementa una política monetaria acomodaticia sin precedentes, aunque de menor alcance que le FED, el BoE o el BoJ. 
Durante la crisis, son frecuentes las comparaciones con EEUU de cara a evitar la crisis. En concreto, hay voces que piden algún tipo de mutualización de la deuda pública de la Eurozona. Otras piden mecanismos más ágiles de transferencia entre estados como sucede en EEUU como medio para atemperar la crisis. Hay que distinguir entre mutualización, quitas, transferencias y financiación condicionada, todos ellos mecanismos posibles de financiación. La mutualización implica compartición de la deuda, la quita o default implica que los prestamistas pierden parte del principal, las transferencias suponen fondos sin devolución, y las financiaciones condicionadas son equivalentes a préstamos a devolver para evitar la iliquidez o restablecer la solvencia. No hay que confundir. En EEUU la deuda federal conjunta está mutualizada, existen transferencias entre estados pero estos pueden declararse en bancarrota y sus tenedores sufrir quitas.
En la Eurozona no existe el acuerdo político para la mutualización, no existe un mecanismo ágil de transferencias entre estados, y no hay acuerdos de reestructuración del tamaño de la deuda de los países más allá del subsidio de intereses que supone el apoyo del BCE, el alargamiento de plazos y los bajos tipos de la política monetaria acomodaticia. Las transferencias entre estados van de la mano de los programas de inversión, y los fondos de rescate son préstamos condicionados a acuerdos de entendimiento entre Europa/BCE, FMI y el país “rescatado” en materia de reformas estructurales como contrapartida para recibir financiación. 
El gran debate es si la economía política en clave nacional en cada Estado es compatible con las reformas que cada país ha de hacer para hacer que el euro sea un éxito para su población. Alemania parece haberlo conseguido y otros países del NE también. 
Los países del SE han visto en parte un rebrote de las propuestas políticas de re-nacionalización de competencias como consecuencia del impacto de los ajustes necesarios en sus economías nacionales. Por tanto, las vías de acción podrían ir en dos direcciones:
  1. Una mayor union política donde la política europea prime sobre los intereses nacionales. En última instancia, creación de los Estados Unidos de Europa, o de una Europa como Nación. 
  2. Mejoras “neofuncionales” a través de reformas estructurales consolidando la responsabilidad de cada país en sus cuentas económicas, al tiempo que se continua con programas de apoyo con contrapartidas (MOUs).
Todo parece que la alternativa segunda es la más probable. No existe un clima propicio a una unión política que permita la mutualización, quitas o transferencias automáticas entre países. Los contribuyentes europeos “ricos” no están dispuestos a compartir sus recursos cuando no perciben el esfuerzo por parte de los receptores. 
Con este horizonte posible, parece que el único camino es abordar reformas que consoliden cuentas nacionales sostenibles en cada país. Pero hay que admitir que cada país tiene su propia estructura ecónomica de partida, unas expectativas de sus ciudadanos, y unas posibilidades distintas de desarrollo económico. Baviera no puede recrearse en Andalucía, de la misma forma que la agricultura desarrollada en Francia no puede desarrollarse en España por más que haya buena tierra y climatología. Ni hay capital, ni sería rentable la inversión. 
Por tanto, parece que el modelo a seguir es Alemania y países similares, pero Europa no puede ser la réplica en distintos tamaños de 17 “alemanias”. Y Alemania no siempre fué “virtuosa”. En los primeros años de este siglo, Alemania incumplió sistemáticamente sus objetivos de déficit sin consecuencias cuando necesitó integrar económicamente a Alemania del Este y el desarrollo de la agenda Schroder. 
Pero es que además el ejercicio de la adopción de una moneda común por parte de 17 países distintos no tiene precedente en la historia contemporánea.
Si podemos hablar de integracion monetaria reciente hay que hablar de la extensión del marco alemán occidental a la antigua RDE. El cambio supuso una mutualización total de los pasivos netos de la RDE, ya que les fueron entregados marcos occidentales por marcos orientales en una relación 1:1. No hubo un programa de transferencias condicionadas a reformas estructurales que acercaran la economía de la RDE a estructuras de mercado. En este contexto , hay que pensar si reformas “neofuncionales” en Europa son suficientes para la economía política de cada país si no existe luz al final del túnel. Esto es, si al final de los esfuerzos puede existir la expectativa de la mutualización, de transferencias más ágiles entre Europa y los países, de oportunidades y ventajas de compartir el techo común en la vida económica de los ciudadanos europeos, restando peso a la política nacional. Lo que algunos llaman más y mejor Europa.
La economía política en clave nacional es aún más sensible en función de su relativa situación económica. Hay que notar que desde 2008 el crecimiento económico mundial ha sido generalmente sostenido. Los países emergentes, liderados por China, han mantenido un gran tono de gran vitalidad económica. EEUU ha sido y es el motor de incrementos de productividad en los últimos 5 años tras una rapidísima cirugía de sus problemas de exceso de deuda privada. En Europa, Alemania ha sido un motor incansable aprovechando los bajos tipos de interés a los que se ha financiado y la pujanza de su sector exportador en un contexto de demanda mundial fuerte, especialmente en China. La pregunta es pues qué sucederá con la economía política nacional en los países con dificultades en Europa si el crecimiento económico mundial desfallece. Un argumento más para pensar que si en tiempo de cambios no hay que hacer mudanzas, hay que aprovechar la oportunidad de los buenos tiempos para reforzar las costuras débiles de la construcción europea. 

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Enrique Titoshttps://www.elalcazardelasideas.es/
Enrique Titos Martínez, (Granada, 1960). Casado y padre de 4 hijos. Economista graduado en UAM Madrid, postgrado en IESE Business School y en Kellogg Business University (EEUU). Ha desarrollado una trayectoria directiva en seis grupos financieros, el último en Barclays Europa y siempre relacionado con áreas financieras, de tesorería y seguros. Actualmente realiza consultoría e inversiones en proyectos relacionados con cambio de modelos de negocio por razón de la tecnología, tras reorientarse con cursos sobre Fintech y Criptomonedas en el MIT, formaciones digitales y de consejos de administración en The Valley DBS y Escuela de Consejeros. Es Consejero Asesor en la empresa Fellow Funders, Consejero Independiente de QPQ Alquiler Seguro SOCIMI y promotor de Consejos Asesores de Innovación Abierta (CAIA) en compañías establecidas como CASER Seguros. Miembro del Consejo Académico de la Fundación Fide, Director del Grupo Dinero Digital y Sistemas de Pago de Fide, Jurado de los Premios Knowsquare y fundador del Club de Lectura Know Square, y del Cineforum Mensajes de Cine.

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