La economía, en sentido amplio, es uno de los asuntos que más afectan al ciudadano. Y, en consecuencia, parece que sea uno de los campos que más le interesen. Así pues, tanto por impacto como por interés, sorprende que los medios de comunicación especializados en economía no hayan conseguido el hueco que a priori les correspondería.
Puede que una razón sea que han optado por tener un sesgo hacia los mercados financieros, un tema con muchos menos interesados (cuidado con confundir “economía” con el “sube-baja” de las cotizaciones). Otra razón es que la economía interesa, sí, pero la percepción generalizada es que aburre porque es demasiado técnica o pesada (de ahí el espacio tan reducido en los medios de comunicación generalista: la “paradoja del interés”).
Por eso, es posible que los medios especializados se hayan equivocado en el enfoque: la demanda que existe, y que sigue insatisfecha, es la “educación financiera”. Es posible que el error haya sido que se han enfocado en dos colectivos concretos: los profesionales de la economía y de los mercados, y los inversores en acciones. Y para los primeros, un medio de comunicación no es suficiente. Los que «trabajamos en economía” nos nutrimos más de informes de organismos internacionales, de bancos centrales o de bancos de inversión, así como de consultoras privadas. Exigimos un elevado grado de profundidad que, es verdad, algunos medios ofrecen, pero muy pocos (Financial Times, The Economist y Wall Street Journal). El otro colectivo al que se han dirigido (los inversores particulares en acciones) tal vez no sea tan mayoritario y, por lo tanto, tan atractivo para los que contratan publicidad. Queda un último componente de información económica: las noticias de empresas, cierto, pero es posible que no sea suficiente (ni en cantidad ni en interés) como para alimentar un medio especializado.
El libro de Javier Ablitas es un ejercicio de teorización sobre los medios de comunicación en general, y de los especializados en economía en particular, que despierta el interés por los aspectos comentados en los anteriores párrafos. Se nota que es resultado de una tesis doctoral (las referencias bibliográficas son abundantísimas), pero no se queda en la teoría, sino que aplica el caso de Business TV (antes, Expansión TV).
Me parece, por lo tanto, un manual de estudio en las facultades de periodismo, así como en un MBA. Está escrito por un periodista que fue directivo del medio de comunicación. Lo que plantea el doctor Ablitas es un claro business case. El ejercicio comparativo con la francesa BFM Business es muy útil.
¿Ha perdido el periodismo económico el prestigio y la credibilidad desde la Gran Recesión? No es nueva la percepción del conflicto de intereses entre quien paga por la publicidad y quien se encarga de informar sobre quien, precisamente, paga. “Una crítica a la falta de independencia que no es nueva”.
Y, claro, la referencia que hace a la “crítica” de Shiller a los medios de comunicación (“la historia de las burbujas especulativas empieza con la llegada de la prensa escrita”) y a su capacidad de “provocar una sobrerreacción y magnificación de cualquier ruido”, me ha gustado mucho, como apunto aquí y aquí .
Un último tema que dejo para la debate: cómo algunos economistas se han hecho influyentes con redes sociales como Twitter y, sobre todo, cómo algunos periodistas se han vuelto influyentes en aspectos económicos. Los #Twecos merecen una reflexión: ¿acaso es el claro exponente de que preferimos la inmediatez y la velocidad a la profundidad? Y aquí debo reconocer que Twitter es una herramienta muy útil para mi trabajo como economista.
Creo que das en el clavo. Es la educación financiera lo que interesa a la gente en general. Además, el business financiero es un concepto demasiado amplio y por fuerza habría de parcelarse, como por ejemplo sucede con los inversiones en acciones, donde hay programas que no sé si viven bien de ello, pero se concentran en ese público. Hay secciones de hipotecas, de fondos, seguros,… Creo que cada vez más deberíamos ver las finanzas como un elemento complementario de una experiencia. Por ejemplo, si tengo hijos en edad de bachillerato, de qué forma ir haciendo que vayan tomando conceptos ligados a las finanzas personales, o cómo construir un plan de ahorro a largo plazo, financiar un aprendizaje continuo, …