Blockchain: dueños de nuestro yo virtual

En el siguiente gráfico se comparan las tasas a las, por un lado, han avanzado la tecnología y, por el otro, nuestra capacidad de adaptación. Los humanos progresamos de forma lineal. La tecnología lo hace de forma exponencial. Cuando el desarrollo de la tecnología se encontraba en sus albores, los humanos podíamos ir asimilando los cambios más a o menos al mismo ritmo. Pero como buena función exponencial, cuando la tecnología ha entrado en la fase en la que la pendiente es alta (esto es, el ritmo al que varía la tasa de cambio –o segunda derivada- se incrementa), la distancia se hace creciente. La relación entre humanos y tecnología ha entrado en una etapa en la que no somos capaces de asimilar los cambios al tiempo al que se producen. Las innovaciones tecnológicas son cada vez más complejas y se corre el riesgo de no entenderlas y, sobre todo, de no adoptarlas.

Tasa de cambio de la tecnología y de la adaptación humana a la misma

Pero, ¿debería la incapacidad de comprensión impedir su adopción? Creo que no. ¿Acaso puede explicarme cómo funciona un microondas? Todos sabemos cómo usarlo para calentar la leche que hay en un vaso, pero muy pocos son capaces de explicar cómo se consigue. Y no me importa: lo uso todos los días.



Al enfrentarme al concepto de blockchainno sólo contaba con la restricción de saber cómo funciona, sino, incluso, de saber qué es. Este libro me ha servido, y mucho, para comprender lo segundo. Respecto a lo primero (entender “lo que hay detrás”) sigo con las mismas limitaciones. Pero me he dado cuenta de que no necesito saber los componentes técnicos para aceptar que esta tecnología (porque en eso consiste el blockchain: una tecnología, como puede ser la electrónica) es disruptiva.

Este manual me ha servido para aceptar que estará presente en todo lo que nos rodee dentro de unos años (como ahora la electricidad). Este libro (que para “usuarios” como yo podría tener una extensión menor a la mitad) me ha servido para reflexionar sobre aspectos clave del desarrollo tecnológico. Como que éste deber garantizar PSI (Privacidad, Seguridad e Inclusión), algo que internet no lo consigue. Blockchain puede permitir una nueva generación de internet que cumpla con PSI, en la que seamos dueños de nuestro “yo virtual” y que lo podamos compartir en la proporción que deseemos.

Será visible sólo lo que queramos que sea visible (Privacidad), pudiendo cobrar por ello[1]. Y, muy importante, el resto de personas sabrán que lo que mostramos es veraz (Seguridad). ¿Por qué? Es aquí donde mis limitaciones técnicas se revelan en todo su esplendor, pero le daré un voto de confianza a eso de que es “un protocolo seguro” y que una de las razones de ello es porque es un “registro distribuido” (“cadena de bloques”, literal). Si termina por no ser segura, esta tecnología dará paso a otra. Pero si resulta serlo tanto como parece, entonces estaremos ante ese cambio disruptivo que auguran los expertos. Donde sigo teniendo mis dudas es en la Inclusión y un debate en el que cada vez estoy más interesado y en el que todavía no he conseguido posicionarme: la tecnología, ¿incrementa o reduce las diferencias entre clases? ¿Será blockchain un acelerador de la inclusión? Los autores defienden que cataliza un capitalismo distribuido, no un capitalismo redistributivo.


Si blockchain asegura privacidad y, sobre todo, seguridad, no serán necesarios intermediarios que verifiquen. Se aligerarán las transacciones. Se generalizarán los contratos inteligentes (Smart contracts). Las implicaciones son claras en ámbitos como la contabilidad, la auditoría, las cadenas productivas, la industria alimentaria, los registros de la propiedad, las partidas de nacimiento y defunción, la explotación de los derechos de autor, las votaciones, los expedientes médicos o académicos, el alquiler de apartamentos[2]o las transacciones financieras. Los servicios financieros pueden ser los más afectados. Igual que internet ha transformado los medios de comunicación, así lo hará blockchain con las transferencias de dinero, los pagos, la compra y venta de acciones, la perfilación de clientes y, desde luego, los préstamos. Si la información es veraz, el préstamo entre personas (financiación P2P) puede ser una realidad. Todo ello sin entrar a valorar las criptodivisas que, por cierto, son sólo una de las muchas aplicaciones de blockchain. Si su fuerte revalorización ha servido para generar interés sobre esta tecnología, bienvenido sea, pero insisto, es sólo una anécdota dentro de las enormes posibilidades.

Y otra idea con la que me quedo es que es dinamizadora del internet de las cosas (IoT), otra de estas evoluciones tecnológicas disruptivas que ya están aquí. Con la que ya convivimos aunque no lo sepamos, aunque no entendamos muy bien qué significa, cómo funciona… pero que ya tiene implicaciones en nuestra vida diaria. Como usuarios se puede vivir en esa ignorancia. Como directivos, emprendedores o inversores, es un suicidio. Los autores nos recuerdan la Ley de los paradigmas: “a los que más les cuesta adoptar lo nuevo es a los líderes de lo viejo”.

Dudas pendientes: la reacción de los legisladores, reguladores y jueces. Si al principio he señalado las diferencias entre el ritmo de adaptación de los humanos y el de las innovaciones tecnológicas, mucho más intensa es este retardo en las autoridades. ¡Por fortuna! defienden aquellos partidarios de leyes tipo safe harbor (puerto seguro) que permitan a los innovadores seguir innovando y minimicen la regulación hasta que la tecnología avance. Otros señalan que blockchain ya está muy bien regulada por las matemáticas, las cuales no dependen de los caprichos de los gobernantes.

Blockchain como evidencia de que estamos ya inmersos en la segunda mitad del tablero de ajedrez, donde entra en funcionamiento la magia de lo exponencial, donde se llega a lo inconcebible.



[1] ¿En riesgo el modelo de negocio de Facebook y otras redes sociales? “Los grandes revolucionarios de hoy están a punto de ser revolucionados”
[2] ¿En riesgo el modelo de negocio de Airbnb? “Imaginemos que en lugar de la empresa centralizada Airbnb tenemos una aplicación distribuida que podemos llamar blockchain Airbnb o bAirbnb.


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David Canohttps://www.elalcazardelasideas.es/
David Cano Martínez 46 años, casado y con 3 hijos. Licenciado en Dirección y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Máster en Finanzas Cuantitativas por Afi Escuela de Finanzas es socio de Analistas Financieros Internacionales y Director General de Afi Inversiones Globales, SGIIC, empresa especializada en la gestión de carteras y el asesoramiento a inversores institucionales, fondos de inversión y fondos de pensiones. Más de 20 años de experiencia profesional en análisis económico internacional y gestión de carteras. Coautor de una docena de libros de mercados financieros y economía y de más de un centenar de artículos sobre macroeconomía, gestión de carteras, activos financieros, fondos de inversión, derivados, política monetaria y finanzas empresariales. Es profesor de los más prestigiosos centros de postgrado en finanzas españoles, entre ellos, Afi Escuela de Finanzas, y colabora habitualmente en los medios de comunicación. Tweco en la sección mercados financieros de forma ininterrumpida desde 2016 (@david_cano_m). Miembro del jurado de los premios Knowsquare y del Club de Lectura Know Square. Fundador del grupo de reflexión Los Siete del Prado (L7dP).

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