Hay ocasiones donde lo importante es lo que se dice y en qué momento se dice, y en la Guerra Civil española el enfrentamiento mortal y desgarrador entre los dos principales bandos contendientes oscureció la vía de la razón, el diálogo y el progreso, tan palpable en varios de nuestros vecinos europeos antes de la Segunda Guerra Mundial.
Cruentos episodios de la guerra civil española escritos desde la perspectiva de un periodista republicano desencantado con la violencia de uno y otro bando es la esencia del libro “A sangre y fuego” del escritor sevillano y gran periodista de la época Manuel Chaves Nogales, fallecido en el exilio en Inglaterra en 1944.
El libro fue escrito mientras se desarrollaba la guerra y ese es sin duda uno de sus méritos. Chaves Nogales fue un proponente intelectual de la “Tercera España” que no triunfó como opción política, porque la animadversión entre los bandos oponentes no dejó espacio al diálogo.
Manuel Chaves Nogales se definió como un “trabajador del intelecto” entregado a la causa liberal y del progreso en una España atrasada e inculta. Durante las primeras décadas del siglo XX trabajó como periodista y fue un fino observador e intérprete de la realidad de la calle y de las personas. En sus escritos fue capaz de ensamblar historias mundanas magistralmente situadas en el contexto de grandes acontecimientos del siglo, siempre interpretándolos desde la perspectiva de sus principios y desde el rigor de los hechos.
Como buen liberal, Manuel Chaves Nogales, desde su atalaya de periodista y escritor de varios géneros, entendió el progreso que representaba la república como opción política, pero fue la forma en la cual los distintos grupos republicanos implementaron la libertad tras el comienzo de las hostilidades lo que le apartó de su bando natural. España fue campo de batalla física de ideologías como el nazismo, fascismo y comunismo, que aún no habían mostrado la peor de sus caras al mundo.
Le repugnaron las acciones republicanas tanto como la tozudez intelectual y la crueldad de los sublevados que, una vez concluida la guerra, hicieron imposible la reconciliación hasta la muerte del dictador Franco 35 años más tarde.
Casi 80 años después de la muerte de Chaves Nogales, las lecciones de “A sangre y fuego” siguen lamentablemente sin ser aprendidas. En España aun muchos asocian república con la ideología de izquierdas, y otros muchos asocian iglesia y monarquía parlamentaria con franquismo. En el debate político actual se sigue etiquetando a los adversarios con pegatinas del pasado, con frases fáciles, desconocimiento o manipulación del pasado.
Por ello, el libro “A sangre y fuego” forma parte de una memoria histórica que debería de ser leída en universidades y por adultos, porque cada vez son menos las generaciones vivas que fueron testigos directos de los hechos de nuestra guerra interna. Chaves Nogales aporta una mirada directa de aquellos episodios terribles en once cortas historias de los desalmados actos de los contendientes de los bandos enfrentados.
Algunos piensan que no vale la pena mirar hacia atrás y que hay que mirar hacia delante, que ya se ha escrito y se ha leído suficiente sobre aquella época, pero no es menos cierto que el impulso es más fuerte con una pisada sólida, y solo es posible si se apoya en el fuerte pavimento del conocimiento y desde la concordia.
La catedrática María Isabel Cintas Guillén consiguió en 1993 recuperar una buena parte de la memoria escrita de Manuel Chaves Nogales a través de varios otros libros suyos que hoy deberían ser leídos como textos de culto, fruto de una personalidad singular en un momento convulso de la historia española y europea. Libros como “La agonía de Francia” sobre el hundimiento moral de Francia y su temprana rendición ante Hitler, “El maestro Juan Martínez que estaba allí” sobre la expansión del bolchevismo sobre todo en Ucrania, y “Viaje a Europa en avión” sobre sus memorias directas de la revolución rusa y sus momentos posteriores, son testimonio suficiente como para considerar a Chaves Nogales un Stefan Zweig español. Por si fuera poco, uno de sus libros más conocidos, “Juan Belmonte, matador de toros” es simplemente una de las mejores biografías escritas en España en el siglo XX.